Peso | 0.471 kg |
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Dimensiones | 16 × 2 × 22 cm |
Publicado en 2013
Subtotal: $6.000
Peso | 0.471 kg |
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Dimensiones | 16 × 2 × 22 cm |
Publicado en 2013
«Un libro celebratorio. Una palabra plena de autonomía, humor, y goce no hedonista sino fruitivo, que es goce del bien propio desplegado íntegro. Stella Díaz Varín, saca las cosas de su habitualidad: rompe lugares comunes y expresiones formularias, y traza sobre la realidad oscurecida, imágenes que la alumbran. En ese trabajo solitario, en un periodo de masculinidad literaria, se prologa y epiloga, estableciendo su vigencia con sutileza y sagacidad. Tiempo, medida imaginaria —un libro breve, de peso específico, escrito hace más de seis décadas— sigue proponiéndose para hoy. Concebido desde el lado femenino nietzscheano esculpe y retalla su genealogía e historia de vida, proyectando la poesía al lugar del conocimiento y señalando un tiempo perdurable de liberación por la escritura».
Elvira Hernández
2021. En La pajarera Eduardo Plaza (1982) despliega un admirable abanico narrativo para delinear Coquimbo o, más específicamente, sus recovecos y su imaginería. Un caudillo busca transformar la ciudad en un epicentro del turismo pirata y, a la vez, en un muestrario de todas las potencias del mundo; una celebración anual empuja al frenesí colectivo, pero también a charlatanes y criminales; el guitarrista de una célebre banda de cumbia elige —después de recorrer el país y el extranjero— no moverse del nido; una adictiva investigación advierte la presencia y la negación de los changos como pueblo originario de la bahía; y como telón de fondo, siempre latente y delicado, un cuadro familiar lleno de grietas, fantasmas, giros y rearmes. A medio camino entre la crónica, la novela y el mejor relato periodístico, Eduardo Plaza logra —con sutileza, precisión y un asombroso tino narrativo— una voz que sopla suave, pero, al mismo tiempo, remece mediante un humor punzante y una melancolía tan enigmática como conmovedora. Un libro híbrido, entretenidísimo, apreciable. <>.
En Un largo solo la concisión, sutileza y elegancia se unen admirablemente con el ímpetu y la vitalidad. Roberto Bolaño observa: es una poesía hecha de «sangre suspendida en el aire». En los tres conjuntos de poemas aquí reunidos, Bruno Montané muestra sorprendentes variaciones dentro de su muy reconocible estilo, alternando íntimas visiones, con permanentes meditaciones sobre el oficio de la escritura y continuos aterrizajes a realidades concretas de fuerte sensorialidad, no exentas de preocupaciones políticas y sociales. Todo lejos de grandilocuentes proclamas, falsos mesianismos y torpes heroicidades, en textos más bien próximos a experiencias cotidianas marcadas por la atmósfera del sueño y las fugaces impresiones de nuestros sentidos. Son las visiones de un maestro disfrazado de aprendiz, quien nos entrega parte de su luminosa bitácora sobre esa elusiva y musical forma de conocimiento que es la poesía.
Cristian Geisse Navarro
Con el encuentro de la curiosidad culinaria de un francés y un chileno, comenzó la búsqueda de productos gastronómicos que tuvieran por origen las culturas y tierras chilenas. Con este fin en mente, se recopiló información de más de un centenar de productos, a partir de cuatro criterios de selección (Terroir, Relevancia Cultural, Proceso de Elaboración y Reputación). Esta lista tentativa fue presentada a los miembros del capítulo chileno de la asociación de chefs Les Toques Blanches, quienes votaron por los productos que no podían faltar en el libro. 50 fueron los elegidos, y de ellos surge una increíble variedad de texturas, sabores, colores e historias que invitan a recorrer el país a través de las páginas de este libro y descubrir las raíces de la gastronomía chilena: sus productos. |
“Pompeya”, en palabras del dramaturgo, fue escrita en un período de cuatro años aproximadamente y fue estrenada el 2017. Una textura cruda, ruda, dura y violenta da sustento a las palabras de Leila, Suzuki, Beyoncé y el maricón Lucho. Sus voces son las voces de las y los excluidos, las travestis y el maricón. Un universo plagado de transas en las esquinas, en el que se vende la tele para comprar cocaína, riñas callejeras por el territorio que, al fin y al cabo, no es de nadie. Se siente en este espacio el odio entre chilenas, colombianas, ecuatorianas y peruanas; y se patentizan las muertes, muchas muertes que quedan impunes, porque tal como dice Leila, la más rabiosa de las travestis: “Los pacos no van a mover el culo. Pa’ ellos una trava desaparecía no es ni una hueá […] Somos pobres y putas, si no hacemos justicia por nuestras manos, nadie va a hacerla”.
Texto de Maritza Farías Cerpa |