Peso | 120 kg |
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Dimensiones | 13.5 × 1 × 21.5 cm |
2024
En Sinfonía del hombre fósil se lee mitología, orfismo, surrealismo, una escritura que está más allá de las mismas palabras, intensas y únicas, constructoras de paisajes y estados en los que transita un pasar que, lejos de una cronología, se superpone en imágenes, palabras e interpelaciones a «un amigo», a un «compañero» que puede llegar a ser aquel confidente construido en los primeros versos del libro.
Ay compañero;
tu rasgada piel de animal quebradizo,
ay, hombre, muriendo e inconcluso,
hombre de intentos pétreos,
de prohibidas féculas candeales.
¿De qué espiral renacerá tu canto,
de qué aullido infantil se hará tu corazón?
Indudablemente Stella escribe para ser leída varias veces, el libro aparenta brevedad, pero no en la densidad y compleja forma de apropiarse del mundo, haciéndolo suyo nos conmina a sentir el espesor y a escuchar el canto vivo que resuena toda vez que leemos su escritura, esa voz viva y fuerte que resiste el paso del tiempo.
$6.000 $7.000
Peso | 120 kg |
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Dimensiones | 13.5 × 1 × 21.5 cm |
2024
Recuerdo a Stella Díaz como una mujer magnética y rebelde. Alta, pálida y de una dulzura tan grande como el mito que de ella se tiene. Profesaba con nitidez lo que su interior dictaba, asumiendo con dignidad y extrema valentía las consecuencias que su rebeldía produjo, en un país conservador y muchas veces injusto con sus artistas, que desconoce a sus genuinos talentos, especialmente a aquellos que se declararon rebeldes y autónomos del oficialismo cultural y político. La vida le costó más de la cuenta, sufrió un desgaste permanente en pos de una austera subsistencia, que apenas le alcanzaba para sobrevivir el día siguiente… Se sabe muy bien que Stella Díaz Varín fue una poeta a la cual se le conoce más por su leyenda que por su breve y destacada obra. El escritor José Miguel Varas la recuerda como una bellísima colorina rebelde de piel láctea que frecuentaba los bares con Enrique Lihn y Alejandro Jodorowsky. Fue una auténtica descendiente de Enheduanna y de Safo, y el amor inalcanzable de casi toda la generación del 50, hasta el punto que el mismísimo Jodorowsky la ha llamado su mujer cumbre.
Palabras de Alvaro Ruiz, prefacio libro |
Autor: Gabriela Mistral.
Gabriela Mistral es un desafío, una gigante que captura todos los sentidos, su profusa escritura nos confunde y al mismo tiempo nos
alivia la estética de su obra. La precisión de las palabras y su concreción perfecta abre un universo en el que «todo el vocabulario ha de ser diferente, según la hoguera o según el brasero: en vez de los leños veloces en volverse humo, las pavesas que laten lento y suave. Nada les sobra». Su búsqueda de «palabras primordiales» que sobreviene a la multiplicidad de voces, en ese plural oportuno que nos emplaza en un abanico multiforme de la locura razonada, de estar en el límite, de ser lo que se quiere, sin esperar condena ni juicio externo. Leerla nos sobrecoge en el silencio del respeto y la algarabía de exhibirla, de ponerla en una bandera, de gritar a los cuatro vientos lo perfecta e insondable que es, todo eso y más, pero nunca jamás antes de leerla. Paula Ceballos Huerta
«Un libro celebratorio. Una palabra plena de autonomía, humor, y goce no hedonista sino fruitivo, que es goce del bien propio desplegado íntegro. Stella Díaz Varín, saca las cosas de su habitualidad: rompe lugares comunes y expresiones formularias, y traza sobre la realidad oscurecida, imágenes que la alumbran. En ese trabajo solitario, en un periodo de masculinidad literaria, se prologa y epiloga, estableciendo su vigencia con sutileza y sagacidad. Tiempo, medida imaginaria —un libro breve, de peso específico, escrito hace más de seis décadas— sigue proponiéndose para hoy. Concebido desde el lado femenino nietzscheano esculpe y retalla su genealogía e historia de vida, proyectando la poesía al lugar del conocimiento y señalando un tiempo perdurable de liberación por la escritura».
Elvira Hernández