Peso | 0.461 kg |
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Dimensiones | 22 × 2 × 22 cm |
Publicado en 2011
Subtotal: $9.000
Sin existencias
“Trenes que no has de beber & Le Petit Teillier Illustré”, del artista Germán Arestizábal, quien ilustra poesía de Jorge Teillier. |
$20.000
Sin existencias
Peso | 0.461 kg |
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Dimensiones | 22 × 2 × 22 cm |
Publicado en 2011
Basándose en el principio budista de la impermanencia, la autora reflexiona sobre el fenómeno del cambio que se manifiesta en todos los aspectos de la vida. Asimismo, ofrece una serie de consejos prácticos y muy concretos para cultivar una actitud de apertura ante la muerte, que nos permite acompañar a los que están más cerca del umbral sin exigirnos ni exigirles perfección. En los últimos años se han publicado muchos libros sobre la muerte y el morir, un tema provocativo en una cultura que se niega a pensar en la muerte y prefiere creer en la eterna juventud. Por eso, se podría decir que Sin miedo a la muerte es un libro subversivo. Judith Lief nos acerca a este tema desde la larga experiencia acumulada en los cursos y talleres que ha dictado sobre El libro tibetano de los muertos y el acercamiento a la muerte, en los que participan profesionales de la salud, estudiantes, voluntarios que trabajan con pacientes terminales e incluso enfermos graves. A partir de esa experiencia, de las enseñanzas budistas sobre el tema y del material que le han aportado sus alumnos, la autora nos invita a contemplar la muerte de frente, sin tabúes.
A diferencia de muchos cursos y publicaciones en los que el llamado a vivir el presente se confunde con la negación de la muerte, este libro nos propone abrirnos a ella sin velos protectores, para llegar a un punto en que podamos mirarla cara a cara, sin temor. Paradójicamente, esta forma de acercarnos a la muerte le da más sentido a la vida y nos ayuda a abrimos con toda honestidad a los demás —amigos, parientes, desconocidos— y a acompañar a los que están más cerca del umbral sin exigirnos ni exigirles perfecciones.
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“Pompeya”, en palabras del dramaturgo, fue escrita en un período de cuatro años aproximadamente y fue estrenada el 2017. Una textura cruda, ruda, dura y violenta da sustento a las palabras de Leila, Suzuki, Beyoncé y el maricón Lucho. Sus voces son las voces de las y los excluidos, las travestis y el maricón. Un universo plagado de transas en las esquinas, en el que se vende la tele para comprar cocaína, riñas callejeras por el territorio que, al fin y al cabo, no es de nadie. Se siente en este espacio el odio entre chilenas, colombianas, ecuatorianas y peruanas; y se patentizan las muertes, muchas muertes que quedan impunes, porque tal como dice Leila, la más rabiosa de las travestis: “Los pacos no van a mover el culo. Pa’ ellos una trava desaparecía no es ni una hueá […] Somos pobres y putas, si no hacemos justicia por nuestras manos, nadie va a hacerla”.
Texto de Maritza Farías Cerpa |
2021. En La pajarera Eduardo Plaza (1982) despliega un admirable abanico narrativo para delinear Coquimbo o, más específicamente, sus recovecos y su imaginería. Un caudillo busca transformar la ciudad en un epicentro del turismo pirata y, a la vez, en un muestrario de todas las potencias del mundo; una celebración anual empuja al frenesí colectivo, pero también a charlatanes y criminales; el guitarrista de una célebre banda de cumbia elige —después de recorrer el país y el extranjero— no moverse del nido; una adictiva investigación advierte la presencia y la negación de los changos como pueblo originario de la bahía; y como telón de fondo, siempre latente y delicado, un cuadro familiar lleno de grietas, fantasmas, giros y rearmes. A medio camino entre la crónica, la novela y el mejor relato periodístico, Eduardo Plaza logra —con sutileza, precisión y un asombroso tino narrativo— una voz que sopla suave, pero, al mismo tiempo, remece mediante un humor punzante y una melancolía tan enigmática como conmovedora. Un libro híbrido, entretenidísimo, apreciable. <>.
2019. El oficio del periodismo acompañó prácticamente toda la obra de Marta Brunet. Como Premio Nacional de Literatura en 1961, sus novelas y cuentos han sido más difundidos que su labor de reportera, con la que pudo acercarse tanto a grandes personajes como a héroes anónimos que mantenían latente el Chile de la primera mitad del siglo XX. Este libro contiene una selección de sus textos periodísticos divididos por género y cronológicamente: desde la sección fija en el diario El Sur entre 1927 y 1930 llamada “Kaleidoscopio” hasta sus apariciones bajo seudónimo en la revista Familia y sus columnas en el diario La Hora y la revista Repertorio Americano, donde marcó una impronta política y social.
2021. Quedarse en pana en medio del campo chileno es también enredarse en su mitología. Abrir este libro es eso: escapar de la angustia cotidiana para desprenderse hacia un mundo anacrónico, desconocido. El fundo Las Nalcas, los patrones y sus hijos, arrieros, potros chúcaros, pescadores, bandoleros y viejos que antes de partir siguen jugando al truco. Sus historias, cruzadas a través de todos los relatos, bajo el manto de una prosa líquida tan fluida como refrescante, discurren sin formas, sin predestinaciones, pero con un sentido único. Lo cierto es que la muerte, como la lluvia, siempre caerá.