Peso | 0.15 kg |
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Dimensiones | 13.5 × 21.5 × 1 cm |
2024
En Un largo solo la concisión, sutileza y elegancia se unen admirablemente con el ímpetu y la vitalidad. Roberto Bolaño observa: es una poesía hecha de «sangre suspendida en el aire». En los tres conjuntos de poemas aquí reunidos, Bruno Montané muestra sorprendentes variaciones dentro de su muy reconocible estilo, alternando íntimas visiones, con permanentes meditaciones sobre el oficio de la escritura y continuos aterrizajes a realidades concretas de fuerte sensorialidad, no exentas de preocupaciones políticas y sociales. Todo lejos de grandilocuentes proclamas, falsos mesianismos y torpes heroicidades, en textos más bien próximos a experiencias cotidianas marcadas por la atmósfera del sueño y las fugaces impresiones de nuestros sentidos. Son las visiones de un maestro disfrazado de aprendiz, quien nos entrega parte de su luminosa bitácora sobre esa elusiva y musical forma de conocimiento que es la poesía.
Cristian Geisse Navarro
$7.500 $8.500
Peso | 0.15 kg |
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Dimensiones | 13.5 × 21.5 × 1 cm |
2024
Autor: Humberto Díaz-Casanueva
Prólogo de Diego Sanhueza. Reedición del libro publicado originalmente en 1954, incluye la recepción de Rosamel del Valle «El sueño que renace del fondo de la tierra» (La violencia creadora, 1959). «Poema inspirado en la imagen de su hija Luz Maya, a quien ve bailar un día ante el espejo, quedando extasiado ante la imagen. El texto es de un gran lirismo, uno de los más bellos dentro de su obra, evidencia de una resurrección, de una fe renovada, después de varios años de angustia y muerte» Ana María del Re «Desde el abismo de las incertidumbres, los interrogantes y las amenazas que representa el desafío de ser, un sujeto clama por las energías de la vida. (…) El supuesto es que es posible alcanzar la vida en el vértigo de la danza, en la gratitud del goce y aceptando las paradojas de la existencia» Carmen Foxley «Estos polos [vida y muerte] jalonan la subjetividad del poeta y le dan ese característico aspecto dramático a su poesía: a veces desconsolada, a veces febril y exaltada, no puede resolverse por ninguno de los dos porque eso implicaría un falseamiento del “drama humano”, una simplificación del existir» Diego Sanhueza Jerez Imagen de cubierta Consonancia, pintura de Jaime Alfaro. Proyecto financiado por el Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura, Convocatoria 2019.
«Un libro celebratorio. Una palabra plena de autonomía, humor, y goce no hedonista sino fruitivo, que es goce del bien propio desplegado íntegro. Stella Díaz Varín, saca las cosas de su habitualidad: rompe lugares comunes y expresiones formularias, y traza sobre la realidad oscurecida, imágenes que la alumbran. En ese trabajo solitario, en un periodo de masculinidad literaria, se prologa y epiloga, estableciendo su vigencia con sutileza y sagacidad. Tiempo, medida imaginaria —un libro breve, de peso específico, escrito hace más de seis décadas— sigue proponiéndose para hoy. Concebido desde el lado femenino nietzscheano esculpe y retalla su genealogía e historia de vida, proyectando la poesía al lugar del conocimiento y señalando un tiempo perdurable de liberación por la escritura».
Elvira Hernández
En Sinfonía del hombre fósil se lee mitología, orfismo, surrealismo, una escritura que está más allá de las mismas palabras, intensas y únicas, constructoras de paisajes y estados en los que transita un pasar que, lejos de una cronología, se superpone en imágenes, palabras e interpelaciones a «un amigo», a un «compañero» que puede llegar a ser aquel confidente construido en los primeros versos del libro.
Ay compañero;
tu rasgada piel de animal quebradizo,
ay, hombre, muriendo e inconcluso,
hombre de intentos pétreos,
de prohibidas féculas candeales.
¿De qué espiral renacerá tu canto,
de qué aullido infantil se hará tu corazón?
Indudablemente Stella escribe para ser leída varias veces, el libro aparenta brevedad, pero no en la densidad y compleja forma de apropiarse del mundo, haciéndolo suyo nos conmina a sentir el espesor y a escuchar el canto vivo que resuena toda vez que leemos su escritura, esa voz viva y fuerte que resiste el paso del tiempo.
Autor: Ludwig Zeller
Sueños del Contrabando es un libro que invita a «descifrar» la escritura y visualidad desplegada en los cuatro libros publicados por Zeller en la década del sesenta: A Aloyse (1964), Las reglas del juego (1968, con ilustraciones de Susana Wald), Los placeres de Edipo (1968, poemas y collages) y Siete caligramas recortados en papel (1969).
Jorge Polanco, autor del prólogo, señala: «Se percibe un cierto impulso utópico que recorre los terrenos de un umbral; Zeller experimentó diversos recursos y procedimientos, unió sus investigaciones antropológicas de la psique al trabajo de arte; y aquello se nota en el verso largo, a través de metáforas que merodean y yuxtaponen escenas disímiles siguiendo la ruta surrealista. Bajo esta perspectiva, el actual libro muestra un formato literario en proceso, porque la relación entre textos e imágenes podrían perfectamente salir de este rectángulo y convocar otras experiencias del espacio». De este modo «No hay subordinación de lo visual a lo literario, o lo literario a lo visual, en esta dialéctica entre texto e imagen. “No existe equivalente en las palabras”, pero sí expansión».
El libro cuenta, además, con unas Notas de Diego Sanhueza
Proyecto financiado por el Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura, Convocatoria 2019.
Autor: Gabriela Mistral.
Gabriela Mistral es un desafío, una gigante que captura todos los sentidos, su profusa escritura nos confunde y al mismo tiempo nos
alivia la estética de su obra. La precisión de las palabras y su concreción perfecta abre un universo en el que «todo el vocabulario ha de ser diferente, según la hoguera o según el brasero: en vez de los leños veloces en volverse humo, las pavesas que laten lento y suave. Nada les sobra». Su búsqueda de «palabras primordiales» que sobreviene a la multiplicidad de voces, en ese plural oportuno que nos emplaza en un abanico multiforme de la locura razonada, de estar en el límite, de ser lo que se quiere, sin esperar condena ni juicio externo. Leerla nos sobrecoge en el silencio del respeto y la algarabía de exhibirla, de ponerla en una bandera, de gritar a los cuatro vientos lo perfecta e insondable que es, todo eso y más, pero nunca jamás antes de leerla. Paula Ceballos Huerta